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¿Funciona una dieta saludable aunque mantengas tu peso?

Un estudio global reciente ha revelado que seguir y conservar una dieta balanceada proporciona mejoras significativas en la salud, aun cuando no se observe una disminución de peso. Durante el estudio, casi un tercio de los individuos no experimentó pérdida de peso, pero sí evidenciaron cambios positivos destacados en los marcadores cardiometabólicos.

¿Qué mejoras se observaron?

  • El colesterol HDL (también conocido como «bueno») se incrementó notablemente, lo cual ayuda a proteger los vasos sanguíneos.
  • Los niveles de leptina se redujeron, facilitando un mejor control del apetito.
  • Disminución de grasa visceral, aquella que rodea los órganos internos, vinculada a un menor riesgo metabólico.
  • Estos cambios significativos, aun sin pérdida de peso, tienen un impacto considerable en la salud cardiovascular y metabólica carelonhealth.

Lo que no se modificó: peso en la balanza

Si bien algunos de los participantes lograron bajar de peso (cerca del 36 % perdió más del 5 % de su peso original, de acuerdo con el estudio), alrededor de un tercio no mostró reducción alguna sochob.cl. Esta falta de pérdida de peso no es infrecuente y no elimina las ganancias obtenidas, como ciertos especialistas subrayan: la condición física mejoró incluso sin una variación en el número de la báscula infosalus.

¿Por qué ocurre esto?

Los procesos fisiológicos que justifican estos resultados abarcan:

  • La mejora en los perfiles lipídicos, con incrementos del HDL por cada kilogramo que se perdía, pero también en aquellos que no perdían peso .
  • Reducción de marcadores inflamatorios y hormonales, como la leptina y la insulina, que favorecen el control del apetito y la sensibilidad metabólica .
  • Mejoras en la grasa visceral y hepática, lo que disminuye el riesgo de diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.

En otras palabras, un patrón alimentario saludable puede modificar positivamente la composición corporal y el metabolismo, sin necesariamente influir en la balanza.

¿Qué caracteriza a esa alimentación saludable?

Según acuerdos internacionales como los de la OMS y la FAO, y líneas de trabajo actuales, los ejes fundamentales incluyen:

  1. Balance de energía, asegurando un equilibrio entre las calorías ingeridas y las quemadas
  2. Abundancia de alimentos vegetales, como frutas, verduras, legumbres, granos enteros y frutos secos
  3. Grasas beneficiosas, dando preferencia a las no saturadas (como el aceite de oliva, aguacate y pescado) y limitando las saturadas y trans .
  4. Disminución de azúcares añadidos a un máximo del 10 % de la ingesta total (idealmente menos del 5 %) y uso moderado de sal (< 5 g por día)
  5. Diversidad y riqueza nutricional, integrando macronutrientes —carbohidratos complejos, proteínas magras y grasas no saturadas— con micronutrientes esenciales .

Este esquema, comparable al de la comida mediterránea, proporciona antioxidantes, fibra y beneficios antiinflamatorios que resguardan contra el declive metabólico y cardiovascular

Más allá del plato: integración de hábitos

  • Actividad física regular: la recomendación global apunta a al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado o vigoroso, sumando mover el cuerpo en distintos ámbitos (transporte, hogar, ocio) nutrition.gov. Esto potencia beneficios metabólicos, incluso sin bajar de peso de forma visible.
  • Cambio de enfoque: en lugar de obsesionarse con el número en la balanza, se promueve el paradigma de salud integral en el que lo relevante son los indicadores internos de salud, no solo el peso aparatado
  • Sostenibilidad a largo plazo: evitar dietas restrictivas pasajeras; mejor apostar por hábitos alimentarios sostenibles, realistas y culturalmente adaptados. Según expertos en salud pública, el éxito duradero se logra con cambios graduales que se mantengan en el tiempo
Por Alice Escalante Quesada