El gran premio más ostentoso del calendario deparaba una de las sesiones de clasificación más impredecibles de la temporada, un entrenamiento que pilló desprevenidos a varios de los favoritos al mismo tiempo que catapultó a los que no debían estarlo tanto. Puede que sea casualidad, pero qué mejor símbolo que Ferrari para intentar resarcir el nefasto inicio de fin de semana en Las Vegas. Un jueves para olvidar para pilotos, equipos y aficionados, que se fueron a dormir a medianoche, cabreados tras ser desalojados por la organización, superados por un contratiempo tan extraño como el sellado de las alcantarillas del circuito. Con todo ese revuelo en la previa, la adaptación a la pista tenía que ser rápida, y hubo quien no llegó a tiempo. No es habitual que la eliminatoria decisiva de la sesión de clasificación comience sin los dos McLaren, sin Lewis Hamilton y sin Checo Pérez, del mismo modo que un dominio como el de los escudería.
En una última vuelta rápida sobre un asfalto prácticamente helado, Charles Leclerc consiguió su quinto pole position y el 23º de su palmarés, cifra que le permite superar los 22 que hasta ahora compartía con Fernando Alonso y que le sitúa a sólo uno de los 24 de Niki Lauda y Nelson Piquet. Ferrari acapararía la primera fila de la parrilla si no fuera por la absurda sanción que los comisarios impusieron a Carlos Sainz, víctima del incidente con el socavón que alteró toda la agenda del viernes. El asturiano, que con la sanción por utilizar la tercera centralita electrónica de su coche saldrá duodécimo, se situó a menos de media décima de su compañero en el taller del coche rojo, que saldrá con la intención de conseguir el primer triunfo del curso. A su favor estará el perfil de la pista, una mezcla de Singapur y Monza, dos de las pruebas en las que la marca El caballo rampante brilló más. Eso sí, el monegasco no lo tendrá fácil si tenemos en cuenta que a su lado se colocará Max Verstappen, algo menos afilado de lo habitual, pero con ganas de seguir ampliando el récord absoluto de victorias en un mismo año.
No hay paz para Ferrari, que en la Ciudad del Pecado tenía uno de los escenarios más favorables para volver a ganar, algo que sólo Sainz (Singapur) ha conseguido este año, y que, por una anomalía, se ha producido una especie de fallo en la matriz, sus posibilidades se redujeron a la mitad tras el castigo impuesto al madrileño. “Aún estoy bastante enfadado por lo que pasó ayer, aunque intento no demostrarlo”, resumió el hijo del bicampeón del mundo de rallyes (1990 y 1992), consciente de lo difícil que le resultará demostrar su adelante, comenzando desde la sexta fila. . Los mismos comisarios que impusieron la sanción estaban hurgando en la normativa para buscar una posible vía de escape, conscientes de la incongruencia del asunto, pero reconocieron no haberla encontrado. Tampoco ayudó que no hubiera unanimidad entre los equipos.
«Qué pasó [el viernes] Es un ejemplo muy claro de cómo esta disciplina se puede mejorar en muchos sentidos. La Federación Internacional del Automóvil (FIA), los equipos y el reglamento. Es claro que en este caso el concepto de Fuerza mayor«Sainz asintió, convencido de que podría hablar de la gloria de su vecino de taller, si no fuera por el golpe que recibió. “Frente a los comisarios hice lo que pude, pero está claro que lo que pasó es «Es completamente injusto, ya que ni nosotros ni Carlos tuvimos nada que ver con esto. Por supuesto, pagamos el precio de todo», afirmó Fred Vasseur, director de la estructura de Maranello.
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