El Madrid sigue intratable: 19 victorias consecutivas | Baloncesto | Deportes

Y ya son 19 triunfos seguidos esta temporada, todos los que ha disputado. El Madrid se mantiene intratable sea cual sea el escenario (ocho triunfos en la Euroliga, nueve en la ACB y dos en la Supercopa) y ante el rival que se le ponga por delante, el último el Mónaco que se presentó en el WiZink con el cartel de semifinal. Finalista de la Euroliga y abandonado desfigurado, sacudido por el bastón de Campazzo, los puntos de Musa (21) y el mazo de Tavares.

El Madrid amaneció con Causeur en el quinteto inicial para maniatar a Mike James y Loyd, la amenaza exterior. Mónaco giró hacia dentro y Motiejunas realizó un clásico en el tablero, intentando sacar a Tavares de la cueva. En sentido contrario, el centro fue objetivo de los pases de Campazzo y foco del ataque local. El Mónaco intentaba dormir el partido, para evitar que el Madrid acelerara el cronómetro. Sólo lo logró por unos momentos. Pronto el equipo de Chus Mateo empezó a quemar zapatillas. Tavares metió el candado bajo su red, reboteó y asistió casi en el mismo partido, lanzando la pelota como si fuera un beisbolista. Los madridistas corrían y Musa no paraba de marcar. El equipo de Sasa Obradovic sólo se refugiaba en acciones individuales (23-10). Tan bien funcionó el Meccano blanco que Chus Mateo apenas cambió piezas (30-20).

La dinamita de Musa la heredó Llull en el segundo cuarto con tres triples maestros. El Madrid siguió en modo correcaminos, haciendo gala del arsenal que tiene como plantilla. Sergio Rodríguez relevó a Campazzo, Rudy completó el trío de veteranos y el Mónaco, desquiciado por momentos, sólo reaccionó en los instantes finales para seguir con un hilo de vida (53-39) en el descanso. Los blancos se divirtieron aunque cambiaron los peones. Mónaco era una caricatura.

Campazzo volvió al volante. El argentino es entrenador en la cancha y el mejor director de orquesta. El base paró y aceleró, anotó y asistió. A su lado, Tavares volvió a emerger en otro estallido de furia para hundir a James y estrellar el aro (70-47). El Madrid controló las distancias sin excesivo sudor, muy superior en cada curva. Ni siquiera la cuarta falta de Tavares alteró la situación. Musa vivió una de esas noches en trance y en defensa no se dio ni una migaja.

El Madrid entró en el último cuarto con una ventaja de 30 (80-50). La diferencia fue tan abismal que estuvo cinco minutos sin sumar un punto, frustrado en el triple. Pero Mónaco estaba exhausto y los minutos pasaban hasta la 19ª victoria consecutiva.

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